Dar fruto como cristiano ¿qué significa? Desde el comienzo, del momento en que fuimos creados, la voluntad y el deseo de Dios para con sus hijos era que crecieran en el conocimiento de Dios, y que este crecimiento lo hiciera madurar hasta llegar a ser semejantes a Él en justicia, santidad, verdad, amor; para así, algún día más adelante en sus vidas, pudieran gobernar sobre la tierra que Él mismo había creado.
Génesis 1:27,28 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”
La carrera de la cual hablamos en la reflexión de la semana pasada y en la cual todos debemos estar corriendo, comienza cuando el creyente al igual que un atleta, comienza a conocer, a entrenar, a ser discipulado, a ser disciplinado por Dios y por otros, hasta que llegue a un estado de madurez y comience así a dar fruto como cristiano.
Hebreos 5:13,14 “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño. El alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.”
Hemos sido congregados por el Señor, para que podamos comenzar tomando leche, al igual que un niño, para ir creciendo con el conocimiento y con la práctica diaria de lo que hemos conocido, hasta llegar al momento en el cual alcanzaremos la madurez pues hemos sido ejercitados para llegar a discernir el bien del mal.
El maduro es aquel que logra comprender y vivir las verdades de Dios aplicadas a la vida diaria, lo cual se alcanza cuando el creyente ha sido ejercitado continuamente al interior del cuerpo de Cristo junto a sus hermanos.
Así, el creyente que ha sido ejercitado al interior del cuerpo de Cristo va madurando hasta que en su momento, está preparado para conocer y hacer la voluntad de Dios. Al igual que un atleta que durante gran parte de su vida se ha ejercitado con disciplina por otro, hasta que luego comienza a dar fruto como cristiano de ese entrenamiento continuo.
Dios enseña esto con una analogía, en el Salmo 1:
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
EL CREYENTE ES COMO UN ÁRBOL PLANTADO JUNTO A UNA CORRIENTE DE AGUA, QUE LO ALIMENTA DE CONTINUO HASTA QUE DA FRUTO EN SU TIEMPO.
Esta verdad fue enseñada luego por Jesucristo a sus discípulos:
Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.”
Juan 15:8 “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”
Juan 15:16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca;”
¿Cuáles son los frutos que Dios desea para nosotros?
Colosenses 1:10 “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;”
Dios desea que puedas dar fruto como cristiano haciendo obras que provengan de Dios y no de nosotros mismos.
Romanos 7:5 “Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.”
Nuestras vidas pueden dar un fruto para muerte o pueden dar un fruto para vida. El efecto concreto de éstos nuevos frutos lo vemos, por ejemplo, en el libro de Efesios 4:22-31.
¿Cuáles son las corrientes de aguas en las cuales cada uno puede alimentarse para crecer y en su tiempo dar fruto?
Hechos 2:41-47 “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
Una iglesia llena del Espíritu Santo (Pentecostés) fundada sobre la doctrina sana y santa de Jesucristo, es el lugar que Dios ha preparado para que los creyentes crezcan y maduren para ir en pos de las naciones.